Baruch Spinoza.
BARUJ DE SPINOZA: LA FILOSOFÍA QUE PULE LENTES
.-"Con el juicio de los ángeles y la sentencia de los santos, anatematizamos,
execramos, maldecimos y expulsamos a Baruch de Spinoza, con asentimiento de
toda la sagrada comunidad, en presencia de los libros sagrados con los
seiscientos trece principios allí inscriptos, pronunciando contra él la
maldición con la que Elisha maldijo a los niños, y todas las maldiciones
escritas en el Libro de la Ley. [...] Que sea maldito durante el día y maldito
durante la noche; que sea maldito en su acostarse y en su levantarse; maldito
en su salir y maldito en su entrar. Que el Señor nunca jamás lo perdone ni lo
reconozca; que la ira y el desprecio de Dios ardan de aquí en adelante contra
este hombre, lo carguen de todas las maldiciones escritas en el Libro de la
Ley, y borren su nombre de debajo del cielo." [Excomunión de Spinoza por
parte de la comunidad judía de Amsterdam, 27/07/1656
Baruch de Spinoza nació
en 1632 y murió con sólo 44 años en 1677. De profesión pulidor de lentes, su
pequeña tienda en Amsterdam era sitio de peregrinación para pensadores,
profesores de universidad y discípulos suyos que acudían a oir a su maestro con
una absoluta devoción. De él se ha dicho que “sólo hay dos filosofías: la
propia y la de Spinoza”(Bergson) o más recientemente el filósofo Gille Deleuze
decía de él que era “el príncipe de los filósofos”.
La admiración que
despierta en la actualidad contrasta con el absoluto desprecio que le
propiciaron desde la Comunidad Judía de la que provenía, y también por parte de
los sectores más conservadores de la Iglesia Católica. Su obra más importante
la “ética demostrada según el orden
geométrico” fue catalogada por la Inquisición como “libro forjado en el infierno por el judío renegado en colaboración
con el diablo”; igualmente le valieron epítetos parecidos otras importantes
obras suyas tales como “Tratado
Teológico-Político” o “Tratado Breve”.
Nos encontramos frente a
un autor abocado centralmente a la Teología, cuya gran tesis postula una sola sustancia que consta de una
infinidad de atributos, estableciéndose de ese modo una identidad entre Dios y
Naturaleza que lo ha situado en la tradición como un autor panteísta y
monádico. Dios es la Sustancia Principal que está en todo y contiene todo, no
pudiendo haber nada fuera de Él, no es posible hallar nada en la Naturaleza que
sea malo, impuro o abominable.
Así, para Spinoza la vida
es esencialmente bella, buena y digna de ser vivida por lo que no es de
extrañar que para él la clave de la vida filosófica sea la felicitas, entendida esta como un camino y no como un estado. Un
camino de práctica de la virtú, que
nos lleva esencialmente a la hilaritas
o alegría, entendida por Spinoza como alegría
de lo necesario o contentum. El contentum es para Spinoza de naturaleza
moral e interior. La alegría interior desbordante que se siente cuando se está
en el camino de la virtud, para Spinoza la risa
era síntoma de una vida de beatitudo,
es decir, feliz. Lo cuál chocaba de plano con el carácter triste y oscurantista
que presidía las manifestaciones religiosas, cristianas y judías de su tiempo.
Para Spinoza, el camino
de la virtud estaba compuesta de encuentros
felices que aumentan nuestra potencia
de ser y de encuentros tristes que
disminuyen nuestra potencia de ser. Para Spinoza la vida consistía en
procurarse aquellos encuentros que aumentaran la potencia de ser y de actuar, y
por el contrario alejar de sí todos aquellos encuentros que nos envenenan es decir, que nos ponen trabas
para la práctica de la virtud por ello
y para ello, es fundamental para Spinoza aprender, ya que el conocimiento es la piedra de toque de la libertad ya que:
” “la principal
actividad humana es aprender, para entender, ya que el entendimiento es lo que
nos hace libres”
Para Spinoza sin
conocimiento no hay libertad, y sin libertad no puede haber paz que
La principal crítica que
se le hace a Spinoza es la relativizar el bien y el mal, crítica que no era más
que falaz ya que Spinoza atribuye el Bien a Dios exclusivamente, y a los seres
creados por el lo bueno para un cuerpo,
esto es, la cantidad de bien que un cuerpo o ente es capaz de canalizar, porque
para Spinoza no todos somos iguales, sino necesariamente
distintos…y dónde algo es necesario..es
necesariamente bueno.
Cada ente es capaz de una
determinada capacidad de bien según su naturaleza, o de una determinada
capacidad de mal según su naturaleza. Tampoco era Spinoza determinista, ya que
la naturaleza no sólo es la predisposición innata, sino que depende de los
propios actos, es decir, del componente de encuentros felices y tristes que
cada cuerpo es capaz de almacenar durante su vida.
La vida, para Spinoza, es
nuestro camino hacia el encuentro Feliz, siendo la muerte el gran encuentro
feliz con la transcendencia.
SANI
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