lunes, 18 de abril de 2016

Artículo sobre Marsilio Ficino

Marsilio Ficino.

 Los neoplatónicos de Florencia fueron uno de los movimientos intelectuales y espirituales más poderosos del siglo XV, este interesante artículo de uno de nuestros colaboradores, sobre uno de los personajes clave del Renacimiento, especialmente querido en nuestra Escuela, es una primera aportación para conocer mejor este periodo y corriente de pensamiento

MARSILIO FICINO:
LIBERTAD, RAZÓN Y PASIÓN

Marsilio Ficino es sin duda un prototipo del pensador renacentista. Nacido en 1433,  era filósofo, teólogo, médico y Astrólogo. Para él, la búsqueda de la verdad era una pasión que consumía su vida en el altar de la Vida, entendida como la adhesión al Ideal de la Sabiduría.

En torno a su figura se constituyó en 1445 la Academia Florentina, basada en los modelos de Escuela de Filosofía inaugurada por Platón en Atenas y allí difundirá las ideas neoplatónicas por toda Europa, ayudado de su compañero Niccolo Tignosi da Foligno y otros discípulos.

Ficino tradujo con pasión a todos los pensadores antiguos, en especial a Platón, cuyos comentarios a El Banquete los podemos encontrar en su deliciosa obra De amore. De igual importancia, y obra clave para entender su pensamiento son sus cartas en las que podemos deleitarnos, con un lenguaje sencillo, de todo un ramillete de pensamientos profundos a la vez que útiles, sobre prácticamente todas las cuestiones atemporales que han preocupado al ser humano: Dios, Verdad, Amor, Amistad, Libertad…

En sus cartas, Ficino rezuma una gran comprensión de Platón, una lectura abierta y filosófica de la Teología Cristiana y sobre todo, una gran afán práctico por ofrecer pautas de vida filosófica a sus lectores.

En efecto, Marsilio Ficino no es ningún ascético alejado del mundo y de la época en que le tocó vivir, antes bien trata una y otra vez que se descubra lo que verdaderamente hay de más importante y atemporal en cada uno de nosotros

Si cada uno de nosotros es, esencialmente, aquello que es lo mayor dentro nuestro, aquello que siempre permanece igual y por lo cual nos entendemos, entonces ciertamente el alma es el hombre mismo y el cuerpo no es sino su sombra. Cualquier desgraciado que esté tan engañado como para creer que la sombra del hombre es el hombre, como Narciso se disuelve en lágrimas. Sólo cesarás de sollozar, Gismondo, cuando dejes de buscar a tu Albiera degli Albizzi en su oscura sombra y comiences a seguirla mediante su propia clara luz" (Ficino, 2012)


Ficino invita a sus estudiantes a entenderse a sí mismos de forma integral, sin identificarse con lo más material y temporal sino con aquello que le dignifica más allá de la naturaleza animal: Somos el Alma, tal y como diría Platón en boca de Sócrates


                       Te ama, pues, quien ama tu Alma(Sócrates)



Partiendo pues de esta consideración del hombre como un ser espiritual, Ficino elaborará su Teología Platónica, admirable síntesis de teología católica y pensamiento platónico, en el que sentará las bases para todo ese programa de vida que son su De amore y sus cartas: El hombre debe vivir según su naturaleza superior, que pertenece a las estrellas, y debe entregarse a los movimientos del alma, principalmente el Amor, ya que estos movimientos del Alma garantizan al hombre su felicidad tanto en la Tierra como en la vida ultraterrena. “El amor va de bien a bien”, le gustaba escribir.


Ficino va a acuñar el término amor platónico como un equivalente de Cáritas Cristiana, viendo esta última como una expresión cristianizada de la atemporal idea del Amor expuesta en El Banquete de Platón


                  Todo el universo se mueve por amor, por un deseo innato de atracción, por un principio de afinidad. El mundo es una gigantesca armonía(Ficino, 2012)



Esa gigantesca armonía tiene a Dios como centro, y en torno a El, Ficino hace emerger sus famosos círculos, que no son otros que las ideas platónicas: Bien, Belleza y Eros.


Estas tres Ideas conforman para Ficino los tres principales principios que elevan al hombre por encima del hombre “y que en Dios lo convierten. Se trata pues, de una suerte de ternario superior que espiritualiza al hombre

                
             Dios es el Bien, la Belleza y el eros en el hombre(Ficino, 2008)


Así, Ficino establece en De Amore  un conjunto de relaciones entre Bien, Belleza y Amor. En primer lugar Dios es Bondad, Belleza, Justicia, medio y fin. 

En segundo lugar , es la propia Belleza de Dios la que genera Amor, y en tercer lugar la Belleza es el esplendor de la bondad Divina.

Junto a este ternario superior de Principios que serían Dios en el hombre, Ficino describiría cuatro círculos más, que serían propios de la parte más terrena del hombre: Alma, Mente, Naturaleza y Materia.

Estos cuatro círculos, unidos a los tres superiores, tienen a Dios como Centro y de esta manera, toda la ética ficiniana se consagrará a procurar la armonía entre estos círculos con su Centro, esto es el objetivo principal de sus cartas. Como vemos, en la Teología ha expuesto una cosmología, en su De Amore una ontología  y por último en sus cartas  expondrá una ética.
Todo ello es una filosofía.




Es en sus Cartas donde podemos ver al Ficino más práctico, al más preocupado por definir un Ideal de Vida que pueda ser vivido. En efecto, Ficino va a ir definiendo toda una escala de valores que definirán la escalera que el ser humano debe subir, peldaño a peldaño, por su evolución. Así el ser humano se convierte en filósofo cuando el hombre se convierte en artífice de sí mismo:



                    Esta singular libertad humana, que hace del hombre artífice de sí mismo y de su naturaleza, abierta a toda la escala de los entes, tanto así que puede descender hasta la piedra, y convertirse en hombre-piedra, o subir hasta Dios y ser hombre que se diviniza( Ficino 2006)


Esta es la clave del pensamiento de Ficino: El hombre es esencialmente libre para cosificarse o para divinizarse. Puede escoger entre la más material de las existencias, apegado a los sentidos y a las apetencias, o puede optar por su divinización. El filósofo es aquel que, siguiendo los consejos de Platón “toma en sus manos su alma”(Platón, 2003) y se afana por llegar a ser aquello que es realmente y que late en su interior. Sus Cartas son para el Hombre de hoy un modelo de vida, y es por ello que desde aquí se recomienda leer y estudiar, y comentar en las tertulias de la Biblioteca de Alejandría.

SANI.


BIBILOGRAFIA.

1.-FICINO, M. 2012. Teología Platónica. Alcion. Cordoba
2.-FICINO,M. 2007. CARTAS. Siglo XXI. JJ. De olañeta
3.-PLATON. 2003. Apología de Sócrates. Alianza. Madrid. 


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